Origen
Los más grandes misterios de
nuestra redención, es decir, la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor
Jesucristo, son celebrados cada año por la Santa Madre Iglesia, desde la
época apostólica, con una solemnidad muy singular.
Se conmemoraron ante todo los
momentos más salientes en un especial triduo llamado de Cristo “crucificado,
sepultado y resucitado” (S. Agustín, E. 55, 14); se añadió después la solemne
conmemoración de la santísima Eucaristía y, finalmente, en el domingo que
precede inmediatamente a la pasión, se insertó la celebración litúrgica de la
entrada triunfal de nuestro Señor, Rey y Mesías, en la ciudad santa.
De ahí que esta especial semana
litúrgica fuese llamada, por la importancia de los misterios que ella
conmemora, Santa, y fue enriquecida con ritos cada vez más espléndidos y
piadosos.
Sus partes
Dos partes tiene la Semana Santa:
la primera, desde el domingo de ramos hasta el jueves santo; la segunda, el
Triduo Sagrado: viernes, sábado y la vigilia pascual.
Estas solemnidades son el centro
del año litúrgico y la fuente de nuestra vida espiritual, pues no se trata sólo
de “recuerdos históricos”, sino de realidades vivas: el “paso” (eso es “Pascua”)
de Dios en medio de su pueblo, el “paso” de Jesús de la muerte a la vida, para
no morir jamás.
De allí que debemos dar importancia
a la Semana Santa, pues sus ritos “no sólo tienen una especial dignidad, sino
que poseen también una singular fuerza y eficacia sacramental para alimentar la
vida cristiana”.
VIA CRUCIS DE VIERNES SANTO
EN LA CIUDAD DE PUNTA ARENAS
EN LA CIUDAD DE PUNTA ARENAS