SÁBADO SANTO

Atentos junto al sepulcro . . .




SÁBADO SANTO 

¡Oh noche maravillosa!
Esta noche la Iglesia celebra el acontecimiento fundamental y fundante de su fe, que está en el origen y en la base de todo, la más maravillosa de las acciones de Dios en favor del género humano: la Resurrección de Cristo. La Vigilia Pascual es la más importante de todas las celebraciones del año. De ahí que comience con un solemne pregón que proclama que estamos ante una noche santa, noche de gracia, “noche dichosa en que se une el cielo con la tierra, lo humano y lo divino”. La lecturas litúrgicas ofrecen un recorrido por las diferentes etapas de la historia de la salvación. La primera de estas etapas es la creación del ser humano a imagen de Dios; la palabra poderosa de Dios está en el origen del cosmos y del hombre, un mundo bueno y un ser humano llamado a ser el interlocutor de Dios, su amigo privilegiado. Continúa luego narrando la gesta de Dios, que libra a su pueblo de las cadenas de la esclavitud y le regala una tierra que mana lecha y miel, tierra de fraternidad, tierra de Dios. Esta historia culmina en la resurrección de Cristo, signo del gran amor de Dios a la humanidad y garantía de vida plena y feliz para todos los que siguen el camino que con Cristo se ha abierto a la humanidad.

TEXTOS Y ESTUDIO BÍBLICO
PARA PREPARARSE 
A LA VIGILIA DE ESTA NOCHE


“El Resucitado irá antes que ustedes a Galilea

INTRODUCCIÓN

En la liturgia de la Vigilia Pascual se hacen algunas lecturas bíblicas que van desgranando la voluntad de Dios a favor de los seres humanos originándolos, sosteniéndolos e impulsándolos para que lleguen a la plenitud de la vida. Esa historia culmina en el pregón pascual con el cirio encendido símbolo del Resucitado que ilumina nuestra existencia. La resurrección de Jesucristo es como el sí definitivo y el compromiso de Alguien, fuente de vida, que por amor se ha comprometido irrevocablemente con la humanidad.

TEXTOS BÍBLICOS

Lectura del libro del Génesis 1, 1 - 2, 2
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios:
–«Que exista la luz.»
Y la luz existió.
Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.
Y dijo Dios:
–«Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas. »
E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda.
Y así fue.
Y llamó Dios a la bóveda «Cielo».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.
Y dijo Dios:
–«Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.»
Y así fue.
Y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar».
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios:
–«Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra. »
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.
Y dijo Dios:
–«Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra. »
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla.
Y vio Dios que era bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.
Y dijo Dios:
–«Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo.»
Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Y Dios los bendijo, diciendo:
–«Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar; que las aves se multipliquen en la tierra.»
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Y dijo Dios:
–«Produzca la tierra vivientes según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.»
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies, los animales domésticos según sus especies y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios:
–«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.»
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo:
–«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.»
Y dijo Dios:
–«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento. »
Y así fue.
Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos.
Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho.

SALMO:

Sal 103, 1 2a. 5 6. 10 y 12. 13 14. 24 y 35c

R. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.


Bendice, alma mía, al Señor;
¡Dios mío, qué grande eres! 

Te vistes de belleza y majestad, 
la luz te envuelve como un manto. R.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos, 
y no vacilará jamás; la cubriste con el manto del océano, 

y las aguas se posaron sobre las montañas. R.

De los manantiales sacas los ríos, 
para que fluyan entre los montes; 

junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R.


Desde tu morada riegas los montes, 
y la tierra se sacia de tu acción fecunda; 

haces brotar hierba para los ganados, 
y forraje para los que sirven al hombre. R.


Cuántas son tus obras, Señor, 
y todas las hiciste con sabiduría; 

la tierra está llena de tus criaturas. 
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.




Lectura del libro del Génesis 22, 1-18
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole:
–«¡Abrahán! »
Él respondió:
–«Aquí me tienes.»
Dios le dijo:
–«Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré. »
Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados:
–«Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.»
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a Abrahán, su padre:
–«Padre.»
El respondió:
–«Aquí estoy, hijo mío.»
El muchacho dijo:
–«Tenernos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?»
Abrahán contestó:
–«Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.»
Y siguieron caminando juntos.
Cuando llegaron al sitio que le habla dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
–«¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó:
–«Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó:
–«No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve».
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:
–«Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho
esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»

SALMO


Sal 15, 5 y 8. 9 10. 11 

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; 
mi suerte está en tu mano. 

Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré. R.


Por eso se me alegra el corazón, 
se gozan mis entrañas, 

y mi carne descansa serena. 
Porque no me entregarás a la muerte, 
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.


Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciaras de gozo en tu presencia, 

de alegría perpetua a tu derecha. R.

Lectura del libro del Éxodo 14, 15 - 15, 1

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:
–« ¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros.»
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa, y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar –durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto:
–«Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto. »
Dijo el Señor a Moisés:
–«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.»
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor:

SALMO


Salmo responsorial Ex 15, 1 2. 3 4. 5 6. 17 18 

R. Cantaré al Señor, sublime es su victoria.


Cantaré al Señor, sublime es su victoria, 
caballos y carros ha arrojado en el mar. 

Mi fuerza y mi poder es el Señor, 
él fue mi salvación. 
Él es mi Dios: yo lo alabaré; 
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.

El Señor es un guerrero, 
su nombre es «El Señor». 

Los carros del Faraón los lanzó al mar, 
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.


Las olas los cubrieron, 
bajaron hasta el fondo como piedras. 

Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible, 
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.


Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, 
lugar del que hiciste tu trono, Señor; 

santuario, Señor, que fundaron tus manos. 
El Señor reina por siempre jamás. R.



Lectura del libro de Isaías 54, 5-14
El que te hizo te tomará por esposa;
su nombre es Señor de los ejércitos.
Tu redentor es el Santo de Israel,
se llama Dios de toda la tierra.
Como a mujer abandonada y abatida
te vuelve a llamar el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada
–dice tu Dios–.
Por un instante te abandoné,
pero con gran cariño te reuniré.
En un arrebato de ira
te escondí un instante mi rostro,
pero con misericordia eterna te quiero
–dice el Señor, tu redentor–.
Me sucede como en tiempo de Noé:
juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;
así juro no airarme contra ti
ni amenazarte.
Aunque se retiren los montes
y vacilen las colinas,
no se retirará de ti mi misericordia,
ni mi alianza de paz vacilará
–dice el Señor, que te quiere–.
¡Oh afligida, zarandeada, desconsolada!
Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches,
tus cimientos sobre zafiros;
te pondré almenas de rubí,
y puertas de esmeralda,
y muralla de piedras preciosas.
Tus hijos serán discípulos del Señor,
tendrán gran paz tus hijos.
Tendrás firme asiento en la justicia.
Estarás lejos de la opresión,
y no tendrás que temer;
y lejos del terror,
que no se te acercará.

SALMO

Salmo responsorial Sal 29, 2 y 4. 5 6. 11 y 12a y 13b

R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.


Te ensalzaré, Señor, porque me has librado 
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. 

Señor, sacaste mi vida del abismo, 
y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

Tañed para el Señor, fieles suyos, 
dad gracias a su nombre santo; 

su cólera dura un instante; 
su bondad, de por vida; 
al atardecer nos visita el llanto; 
por la mañana, el júbilo. R.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí; 
Señor, socórreme. 

Cambiaste mi luto en danzas. 
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.


Lectura del libro de Isaías 55, 1-11
Así dice el Señor:
«Oíd, sedientos todos, acudid por agua,
también los que no tenéis dinero:
venid, comprad trigo, comed sin pagar
vino y leche de balde.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta,
y el salario en lo que no da hartura?
Escuchadme atentos, y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad el oído, venid a mí:
escuchadme, y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua,
la promesa que aseguré a David:
a él lo hice mi testigo para los pueblos,
caudillo y soberano de naciones;
tú llamarás a un pueblo desconocido,
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;
por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel, que te honra.
Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras esté cerca;
que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón. 
Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
–oráculo del Señor–.
Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.
Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,
así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo.»

SALMO

Salmo responsorial Is 12, 2 3. 4bcd. 5 6 (R.: 3)

R. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, 
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, 
él fue mi salvación. 
Y sacaréis aguas con gozo 
de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor, 
invocad su nombre, 

contad a los pueblos sus hazañas, 
proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas, 
anunciadlas a toda la tierra; 

gritad jubilosos, habitantes de Sión: 
«Qué grande es en medio de ti 
el Santo de Israel. » R.


Lectura del libro de Baruc 3, 9-15. 32 - 4, 4
Escucha, Israel, mandatos de vida;
presta oídos para aprender prudencia.
¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo,
que envejezcas en tierra extranjera,
que estés contaminado entre los muertos,
y te cuenten con los habitantes del abismo?
Es que abandonaste la fuente de la sabiduría.
Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.
Aprende dónde se encuentra la prudencia,
el valor y la inteligencia;
así aprenderás dónde se encuentra la vida larga,
la luz de los ojos y la paz.
¿Quién encontró su puesto
o entró en sus almacenes?
El que todo lo sabe la conoce,
la examina y la penetra.
El que creó la tierra para siempre
y la llenó de animales cuadrúpedos;
el que manda a la luz, y ella va,
la llama, y le obedece temblando;
a los astros que velan gozosos
en sus puestos de guardia,
los llama, y responden:
«Presentes»,
y brillan gozosos para su Creador.
Él es nuestro Dios,
y no hay otro frente a él;
investigó el camino de la inteligencia
y se lo enseñó a su hijo, Jacob,
a su amado, Israel.
Después apareció en el mundo
y vivió entre los hombres.
Es el libro de los mandatos de Dios,
la ley de validez eterna:
los que la guarden vivirán;
los que la abandonen morirán.
Vuélvete, Jacob, a recibirla,
camina a la claridad de su resplandor;
no entregues a otros tu gloria,
ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos
lo que agrada al Señor!

SALMO

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: Jn 6, 68)

R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.


La ley del Señor es perfecta 
y es descanso del alma; 
el precepto del Señor es fiel 
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos 
y alegran el corazón; 

la norma del Señor es límpida 
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura 
y eternamente estable; 

los mandamientos del Señor son verdaderos 
y enteramente justos. R.

Más preciosos que el oro, 
más que el oro fino;

más dulces que la miel 
de un panal que destila. R.


Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 16-28

Me vino esta palabra del Señor:
«Hijo de Adán,
cuando la casa de Israel habitaba en su tierra,
la profanó con su conducta, con sus acciones;
como sangre inmunda fue su proceder ante mí.
Entonces derramé mi cólera sobre ellos,
por la sangre que habían derramado en el país,
por haberlo profanado con sus idolatrías.
Los esparcí entre las naciones,
anduvieron dispersos por los países;
según su proceder, según sus acciones los sentencié.
Cuando llegaron a las naciones donde se fueron,
profanaron mi santo nombre;
decían de ellos:
"Éstos son el pueblo del Señor,
de su tierra han salido.
Sentí lástima de mi santo nombre,
profanado por la casa de Israel
en las naciones a las que se fue.
Por eso, di a la casa de Israel:
Esto dice el Señor:
"No lo hago por vosotros, casa de Israel,
sino por mi santo nombre, profanado por vosotros,
en las naciones a las que habéis ido.
Mostraré la santidad de mi nombre grande,
profanado entre los gentiles,
que vosotros habéis profanado en medio de ellos;
y conocerán los gentiles que yo soy el Señor
–Oráculo del Señor–,
cuando les haga ver mi santidad al castigaros. 
Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar.
Y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios."»

SALMO

Salmo responsorial Sal 41, 3. 5bcd; 42, 3. 4 (R.: 41, 2)

R. Como busca la cierva corrientes de agua, 

así mi alma te busca a ti, Dios mío.

Tiene sed de Dios, 
del Dios vivo: 
¿cuándo entraré a ver 
el rostro de Dios? R.

Cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios, 

entre cantos de júbilo y alabanza, 
en el bullicio de la fiesta. R.

Envía tu luz y tu verdad; 
que ellas me guíen 

y me conduzcan hasta tu monte santo, 
hasta tu morada. R.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;

que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11
Hermanos:
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte.
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.
Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios.
Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

SALMO
Salmo responsorial Sal 117, 1 2. l6ab 17. 22 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno, 
porque es eterna su misericordia. 
Diga la casa de Israel: 
eterna es su misericordia. R.

La diestra del Señor es poderosa, 
la diestra del Señor es excelsa. 

No he de morir, viviré 
para contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular. 

Es el Señor quien lo ha hecho, 
ha sido un milagro patente. R.


EVANGELIO

Como Magdalena, María y Salomé, también nosotros buscamos a Jesús. Y muchas veces se hace difícil verlo. En ese momento, ellas tuvieron que creer en las palabras del ángel. Nosotros hoy, que tampoco vemos a Jesús con los ojos del cuerpo, creemos por las palabras del Evangelio y el testimonio de la iglesia. Sabemos que no lo encontraremos entre los muertos, sino donde hay vida. Esta es la buena noticia y es también el compromiso que hoy renovamos: verlo en cada señal de su presencia.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 16, 1-8

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. Y decían entre ellas: “¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?”. Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande. Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas, pero él les dijo: “No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho”. Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
Palabra del Señor.

ESTUDIO BÍBLICO

Las lecturas que la Iglesia proclama en la Vigilia Pascual, podernos distribuirlas, por razones pedagógicas, en tres bloques: a) Creación e historia de la salvación; b) anuncios proféticos del futuro glorioso; c) cumplimiento de las Escrituras en Cristo.

1. CREACIÓN E HISTORIA DE LA SALVACIÓN

Primera Lectura: (Génesis 1,1-31; 2,1-2)

Contexto: En la celebración judía pascual recordaban cuatro acontecimientos: creación, llamada de Abrahán y sacrificio de Isaac, liberación de la esclavitud de Egipto y esperanza escatológica.

Reflexiones

1. ¡El origen del mundo y del hombre: primer acto salvífico de Dios!
La creación está orientada hacia el hombre, que es su centro y meta. Israel contempló a su Dios, en primer lugar, como su libertador y como el guía que le dirigía hacia la salvación. La historia de la salvación es el cañamazo de toda la revelación. Elohim es el único Dios eterno que en el principio ha creado al mundo de la nada; ninguna criatura pudo venir a la existencia sin la palabra omnipotente del Creador. La vida ha tenido un inicio en el tiempo, por lo tanto, hubo un momento en que no existía. Coronándolo todo -como imagen de la divinidad- aparece el hombre, que teniendo un elemento terreno, tiene otro componente divino que le ennoblece y lo abre siempre a la trascendencia. Todo es bueno; el hombre muy bueno, correspondiendo así al plan del Creador. A este punto inicial se llega mediante una reflexión progresiva de la historia de la salvación. La creación es el primer acto salvífico en el tiempo, aunque posterior en el conocimiento. Es el modelo de acciones salvíficas posteriores; es gratuita y parte de la iniciativa divina. Por tanto, por la interrelación Dios Salvador- Dios Creador; cada acto salvífico se considerará una nueva creación, sobre todo en lo que se refiere a la salvación definitiva. Dios creó al hombre para la vida, para la felicidad y para la libertad en el marco de su mandamiento que es de vida. El hombre será feliz en la comunión con su Creador (más tarde se le revelará al hombre como Padre) y en la cooperación estrecha con Él por la puesta a contribución de su industria y posibilidades recibidas (sentido auténtico del trabajo humano y humanizador). El hombre disfrutará de una vida sin límites, sin muerte, si come solo de aquello que gratuita y generosamente se le ofrece: de todos los árboles del jardín (simbolismo para expresar el ancho campo de la libertad de acción del hombre). Dios hizo al hombre para la vida interminable. Será libre frente a otros como él; pero siempre será dependiente de su Creador, raíz y origen de su libertad.

2. ¡Dios crea al hombre para la vida y para la felicidad!
Dios colocó al hombre en el jardín (oasis en medio del desierto) que había creado para que lo cultivara. Dios asocia al hombre, «al que había hecho poco inferior a los ángeles y que había coronado de gloria y dignidad», en la obra de la creación. La tarea humana, el trabajo humano está en el proyecto original de Dios sobre el hombre. No es un castigo como consecuencia del pecado. Colaborar en la creación con su Creador es un don, es una oportunidad de realización del hombre como obra del amor de Dios y la acción del Espíritu. La significación global del jardín de Edén es teológica, y no geográfica. Es la dramatización de algunas verdades fundamentales: significa el bienestar por excelencia, es símbolo de la felicidad, es imagen plástica de la comunión misteriosa del hombre con Dios. En él se cultivan árboles de toda especie que el hombre puede disfrutar: dramatización de todos los bienes que proporcionan al hombre su bienestar. Pero hay un árbol singular: el de la ciencia del bien y del mal. Expresión plástica de una realidad teológica también: sólo Dios es el soberano, Él se reserva la autoridad de decidir y determinar el bien y el mal. El hombre ya ha recibido con el don del Espíritu creador la capacidad de ser libre en sus decisiones. Puede elegir el bien o el mal, decidir sobre lo que es bueno y malo se lo reserva Dios.

Segunda Lectura: (Génesis 22,1-18)

Contexto: Este relato del así llamado sacrificio de Isaac.

Reflexiones

1) ¡Interrogantes de Abrahán!
Dios ha llamado a Abrahán para una misión universal: todas las naciones serán bendecidas en él; le promete una tierra y una descendencia. Isaac es el fruto de esta promesa y manifestación del poder' de Dios, porque Abrahán es anciano y Sara estéril. En la línea humana, las cosas se desarrollan con normalidad. Pero Dios tiene un proyecto más universal. Este relato, que originariamente invitaba a suprimir los sacrificios humanos, se convierte en el mejor ejemplo de la fe de Abrahán. El lector sabe que se trata de una prueba ¿lo entendió así también Abrahán? En la vocación, Miraban es invitado a abandonar su pasado politeísta para dejarse guiar por el Dios que le llama. Ahora, debe estar' dispuesto a renunciar al futuro. Y se interroga ¿Cómo se hará realidad la posesión de una tierra para siempre y una descendencia como las arenas del ciclo si Dios me pide el sacrificio del hijo que está llamado a garantizar las dos cosas? Ciertamente Abrahán se encuentra con un doloroso dilema: debe elegir entre las promesas de Dios (necesarias para un nómada como él) o el Dios de las promesas (necesario porque es quien le llama y le garantiza lo prometido). La fuerza de este relato y la razón básica de su presencia en la Vigilia Pascual está en estas palabras: Toma a tu hijo único, a tu querido Isaac, ve a la región de Moria, y ofrécemelo allí en holocausto, en un monte que yo te indicaré... (Gn 22,2). Isaac es tipo de Jesús el Unigénito, el Hijo Único y muy querido del Padre (Jn 1,14.18; 3,16ss; Rm 8,32).

2) ¡Abrahán, el hombre de la promesa, ejemplo de fe!
La promesa a los patriarcas posee un doble contenido: la posesión del país de Canaán y la descendencia innumerable. Es frecuente hallarlas juntas, como si fueran una fórmula fija. Esta promesa doble es antiquísima. El alcance y el momento cronológico del cumplimiento de la promesa recibieron una reinterpretación muchos siglos después. Dios no solo prometió a los padres un país y una posteridad; también les prometió ser su Dios y el de sus descendientes, poniéndoles así ante la perspectiva de una relación particular consigo mismo. La historia de los patriarcas, en su redacción actual, ha de interpretarse como una disposición particular de Yahvé mediante la cual llama a la existencia al pueblo de Israel y por esto toda ella apunta a una meta superior que la trasciende: con su promesa anuncia, en primer lugar, la constitución del pueblo, luego la relación especial de este pueblo con Yahvé, que le fue otorgada en el Sinaí y Finalmente el don salvífico por excelencia, la posesión definitiva de la tierra de Canaán. Gn 12-50 considera toda la época patriarcal como el tiempo de la promesa.

Estas narraciones patriarcales no solo se interesan de la promesa y la guía divina en cuanto tales, sino también concentran su mirada sobre todo cuanto haya de humano en el destinatario, en cuyas reacciones y conflictos se refleja la promesa. El narrador hace que el lector mismo experimente y suba las mismas situaciones donde fue probado el sujeto de la promesa. No cabe la menor duda de que en el fondo de estas narraciones sobre Abrahán se oculta el problema de la fe, aunque el término «fe» solo aparece una vez. Creer significa en hebreo «apoyarse en Yahvé», adherirse al Dios personal y fiarse de El. Pero el objeto hacia el cual Abrahán orienta su fe es, como casi siempre ocurre en el AT, una realidad futura. Yahvé expuso su plan histórico a Abraham (Gn 15,5), éste la aceptó como una cosa real y en ella «se apoyó». En esto consistió su fe. Esta respuesta de Abrahán tuvo su cristalización en la historia a través de una serie de etapas: primera, la aceptación inicial mediante la ruptura con su pasado (Gn 12,4); segunda, las vicisitudes de su fe (Gn 12,10-20; Gn 16,1-6; Gn 21, 8-21). Tercera, la reiteración de la promesa y alianza (Gn 15,1-17); justificación por la fe (Gn 15,6). Cuarta, la insistencia correctiva de Dios (Gn 17,1-17). Quinta, primer cumplimiento de la promesa: el hijo (Gn 21,1-6). Sexta, prueba de la fe de Abrahán en el cumplimiento de la promesa: el sacrificio de Isaac (Gn 22). Su significado podría ser que el hombre debe ser capaz de «devolver» a Dios su promesa reconociendo la absoluta libertad e independencia de Dios. Radical prueba de obediencia. Sus consecuencias: confirmación absoluta de la promesa, lanzándola hacia Cristo (v.18). Séptima, segundo cumplimiento de la promesa: la tierra (Gn 23,1-20). Octava, la prolongación inmediata de la promesa en el designio de Dios: casamiento de Isaac, camino hacia la fecunda descendencia de Abrahán fruto de la promesa (Gn 24). Novena, muerte de Abrahán con la promesa cumplida: sus hijos y su sepultura. La existencia de los patriarcas ante Dios, como la presentan las historias patriarcales, posee un carácter único en la historia de la salvación: describe en ellas una relación peculiar e irrepetible con Dios.

Tercera Lectura: (Éxodo 14,15-15,1)

Contexto: Relato del paso del mar rojo. Esta lectura marca el momento central de la liberación de Egipto. Es la epopeya más admirable de Dios con el pueblo de las figuras.

Reflexiones

1 ¡El pueblo de Israel sale de la tierra de Egipto!
Realmente ¿la liberación de Egipto fue el resultado de una huida o de una expulsión? Es posible que lo mismo que hubo varias entradas en Egipto, ha podido haber varios éxodos. En este caso se podría entender que algunos grupos fueron expulsados mientras que otros grupos huyeron. El relato actual nos habla de dos presentaciones del milagro del mar: primera, Moisés debe levantar su bastón, extender la mano sobre el mar y dividirlo en dos, con el fin de que los israelitas pasen a pie enjuto (Ex 14,16); Moisés lo hace, las aguas se dividen y los israelitas pasan; los carros egipcios se lanzan en su persecución; Yahvé ordena a Moisés extender su mano para que las aguas refluyan sobre los egipcios; esto es lo que hace Moisés; los egipcios son sumergidos y los israelitas se salvan. Segunda, a los israelitas que son perseguidos, que se creen perdidos y que se enfrentan a Moisés, éste les ordena quedarse donde están y mirar la columna de nube que los protege y que se coloca entre ellos y los egipcios; durante la noche, Yahvé levanta un viento fuerte del este que seca el mar de madrugada y hace cundir el pánico entre los egipcios trabando las ruedas de sus carros; a la aurora, las aguas refluyen y Yahvé anega a los egipcios (v.30). En el primer relato, es Moisés el que obra. Yahvé ordena a Moisés extender su bastón y divide el mar. En el segundo relato es Yahvé el que obra; durante la noche, hace soplar el viento y seca el mar; hace cundir el pánico entre los egipcios y anega a los egipcios en el mar. Se trata de un relato épico para exaltar el poder de Dios a favor de su pueblo en el momento más angustioso de su historia. Este acto salvífico, confirmó su fe en Yahvé (Ex 14,31). Y se convirtió en un artículo fundamental de fe para todos los que se vincularon al yavismo (Dt 11,4; Jos 24,7; Dt 6,21-22; 26,7-8).

2. ANUNCIOS PROFÉTICOS DEL FUTURO GLORIOSO

Cuarta lectura: (Isaías 54, 5-14)

Contexto: El contexto de esta lectura es el retorno del pueblo de Dios a Jerusalén (terminado el exilio de Babilonia) y misión del Siervo del Señor.

Reflexiones

1) ¡Dios, esposo fiel, vuelve a su pueblo, esposa infiel!
El que te hizo te tomará por esposa... como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. En la Escritura observamos que la imagen del esposo y la esposa para expresar las relaciones de Dios con su pueblo aparece con frecuencia. Especialmente en Oseas (cf. cap. 2,3,1 1), el que más intensamente utiliza este recurso, y Ezequiel o Jeremías. Dios es Santo en medio de su pueblo, no un hombre. Quiere decir que sus compromisos los mantiene por encima de todo. Que su sí es definitivo por su parte. Y que la ternura y el cariño no se apaga a pesar de las infidelidades. Esta es una forma sorprendente de expresar la historia de la salvación y de interpretar las cláusulas de la alianza. En Israel la fidelidad matrimonial era considerada, de un modo singular e intenso, como una realidad sagrada. Cualquier infidelidad grave era severamente castigada. Dios tiene poder para llevar adelante su proyecto. Es fiel y mantiene su palabra. Es incansable en las solicitaciones a su pueblo, para que entre en las relaciones firmes y seguras que se deben dar entre soberano y vasallo ratificadas por una solemne alianza.
Dios no se vuelve atrás. Utiliza una paciente pedagogía para atraer a su pueblo.

2) ¡La misericordia de Dios vence todas las infidelidades y es siempre fiel!
Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero con misericordia eterna te quiero. El profeta-poeta entra en la intimidad de unas relaciones que comenzaron con un enamoramiento total. Las traiciones de su pueblo no le apartan ni enfrían el amor primero de Dios. La misericordia de Dios es eterna. La imagen del Dios de Israel como un Dios misericordioso se extiende por toda la Escritura. Incluso cuando castiga, sigue amando. El autor de la Carta a los Hebreos ha interpretado esta actitud de Dios haciendo una comparación con los padres de este mundo (Kb 12,4ss). Dios es como un padre que corrige a quienes ama. Los castigos son una pedagogía animada por el amor y la misericordia, porque en Dios no cabe la venganza y el castigo como desahogo de su ira. Porque es Santo en medio de Israel y no un hombre. Dios manifiesta su misericordia de dos maneras: perdonando sinceramente las faltas, pecados y errores (janun) y acogiendo con ternísimo afecto a los desvalidos, a los necesitados y a los que sufren (ja.num). Esta última expresión encuentra su mejor sentido en la imagen de una madre a la que se le conmueven las entrañas por los fallos, fracasos y sufrimientos de sus hijos.
La fidelidad de Dios para con su pueblo se hará visible y concreta en que en el futuro seguirá protegiendo a su pueblo, tendrá firme asiento en la justicia y no tendrá que temen. La seguridad que el soberano se compromete a ofrecer a su vasallo se mantendrá firme; la fidelidad inquebrantable de un esposo fiel será firme; la misericordia de Dios será eterna. Estos tres rasgos subrayados por el profeta-poeta aseguran y dan firmeza a la esperanza. Hoy como ayer toda esta simbología y todas estas expresiones de la misericordia y la fidelidad de Dios porque es Santo siguen teniendo valor y vigencia. Nuestro mundo necesita evangelizadores y testigos que le hablen del amor de Dios vivido en la fidelidad. Necesita que los creyentes en Jesús seamos creíbles y convincentes de esta experiencia que solo la encuentra el hombre en la comunión con su Dios. Y esto lo ha ofrecido al mundo, de forma definitiva, en su Hijo muerto y resucitado cuyo «memorial» estarnos celebrando en esta liturgia solemne.

Quinta Lectura (Isaias 55, 1-11)

Contexto: Es el epílogo final del segundo Isaías. Dios es el Soberano universal que dirige la historia de todos los pueblos. Este descubrimiento fue una inusitada novedad en Israel. Ultima exhortación a participar en los bienes de la nueva alianza y a convertirse mientras aún es tiempo.

Reflexiones

1) ¡La lluvia que empapa la tierra para fecundarla!
Como bajan la lluvia v la nieve desde el cielo... Esta imagen fluye con toda naturalidad en un medio ambiente en el que las cosechas dependen de la lluvia porque se da muy poco el regadío a través de canales. Cuando el deuteronomista describe las bondades de la tierra prometida afirma que Dios la riega él mismo y no es necesario el duro trabajo de llevar el agua para regarla. Se subraya en esta imagen por una parte la gratuidad procedente de lo alto y por otra la necesidad de la lluvia para que la tierra germine y produzca sus frutos. Recuérdese que en Palestina sólo llueve durante seis meses al año (época de lluvias) y no llueve durante otros seis meses (época de no lluvias) y es muy escasa en ríos. Así como la lluvia empapa la tierra y la fecunda por sí misma así también la palabra de Dios es eficaz por sí misma porque lleva en su propia entraña la fuerza de vida y de liberación. En la comprensión hebrea de la palabra ésta es creadora de vida y acción, más que un vehículo de conocimiento. La palabra es eficaz por sí misma y transmite toda la fuerza creadora y regeneradora del Dios de donde procede. Este sentido dinámico y fecundo de la palabra es una característica singular del pensamiento y experiencia de fe del mundo hebreo. La palabra de Dios será eficaz incluso contra todas las resistencias. Desde siempre la palabra de Dios no vuelve a él vacía. «Cumple su encargo» quiere decir que siempre realiza el proyecto, ya cuando se trata de denuncias proféticas, ya cuando se trata de una palabra consoladora.

2) ¡Es imprescindible un cambio de mentalidad y de actitudes!
Que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios que es rico en perdón. Los profetas insistían en la necesidad de rectificación, cambio de actitudes frente a Dios y frente a los hombres más concordes con la alianza del Sinaí y sus exigencias. Es necesario revisar la comprensión que tenemos del Dios que se ha revelado y ha actuado en la primera etapa de la historia de la salvación recogida y narrada en el Antiguo Testamento; principalmente es considerado como el Dios fiel y misericordioso. Acaso fuera suficiente este texto para convencernos: Moisés invocó el nombre de Yahvé. Yahvé pasó por delante de él v exclamó: «Yalzvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes» (Ex 34, 6-7). Esta comprensión de Dios como benigno y misericordioso está presente a lo largo de toda la Escritura. Por eso, el hombre tiene la seguridad de encontrar a Dios a su favor, dispuesto al perdón y a la indulgencia, si rectifica siempre.

3) ¡Qué distancia entre los planes de Dios y los de los hombres!
Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos... Como el cielo es más alto que la tierra... La comprensión de Dios como un ser espiritual fue evolucionando poco a poco. Una de las aportaciones más significativas de este profeta-poeta es la comprensión de Dios como universal, espiritual y salvador para todos. Esta intuición adquirirá todo su sentido en el Nuevo Testamento, ciertamente. La lejanía de Dios se hace cada vez más infranqueable o, mejor; se comprende cada vez con más claridad que es infranqueable por el hombre. Aunque quisiera, no le sería posible entrar en el misterio de Dios y sustraerle sus planes. Dios será siempre el que está muy por encima, mas allá de las posibilidades humanas de comprensión. Sin dejar de ser un Dios cercano y providente que se ocupa de las necesidades de los hombres con singular solicitud y atención. Los planes de Dios corresponden a su providencia universal. Por tanto, ningún plan del hombre puede adecuarse a los planes de Dios. Hoy como ayer es necesario que el hombre se sienta muy cercano de Dios o, mejor, que Dios está muy cercano al hombre. Pero a su vez el hombre moderno debería estar dispuesto en su corazón a aceptar que Dios es el Otro que le desborda por todas partes ipara bien del hombre por cierto! Que a Dios ni se le puede suplir; ni menos sustituir por ningún logro de nuestros avances. Por el contrario, el hombre está invitado a descubrir en sus propias conquistas la mano oculta y misteriosa de un Dios que, desbordándolo, lo acompaña y ayuda en su progreso legítimo y provechoso para las personas humanas imágenes vivas suyas.

Sexta Lectura: (Baruc 3,9-15.32-4,4)

Contexto: Este librito muestra especial interés por los exiliados en Babilonia. Baruc fue secretario de Jeremías, presenta a la comunidad de los desterrados en Babilonia con los ojos puestos en Jerusalén. Tenemos un caso de ficción literaria, ya quo el libro pertenece realmente al s. II a.C.

Reflexiones

1) ¡Obedece y vivirás en paz!
Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre... así aprenderás dónde se encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la-paz... Estos pensamientos están en sintonía con las enseñanzas sapienciales sobre la Sabiduría. Baruc es más sapiencial que profético. Para encontrar la paz es necesaria la adquisición de la Sabiduría que procede de Dios, creador del universo. Sabernos que la paz es la suma de todos los bienes y el resultado de una fidelidad inquebrantable a la voluntad de Dios manifestada en sus mandamientos. Los exiliados están en tierra extranjera porque quebrantaron la alianza con su Dios soberano y protector. Es necesario volver al encuentro con ese Dios que garantiza la justicia y la libertad fundamentos de una paz estable y duradera. En esta Vigilia Pascual, la Iglesia quiere que nos detengamos en esta experiencia histórica de Israel para entrar más plenamente en lo que significa el misterio pascual como liberador y garante de la paz entre los hombres y de los hombres con Dios.

2) ¡Camina a la claridad de su esplendor!
Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su esplendor.. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor! El profeta-sabio nos invita a dirigir la mirada en tres direcciones: en primer lugar, la evocación de la enseñanza profética de Isaías cuando se refiere a la peregrinación de las gentes al monte Sión de donde sale la ley y la luz. En segundo lugar, el profeta recuerda que la gloria de Israel es su Dios y su vocación como signo ante las gentes. Israel debe mantener su dignidad de pueblo elegido como signo para los pueblos; por tanto, no puede entregar su gloria y su dignidad a otros. La gloria es una realidad que ha recibido de Dios mismo. Es una herencia. Es un tesoro al que Israel no puede renunciar porque es el sentido de su propia historia. En tercer lugar, una bienaventuranza: el pueblo de Dios ha sido llamado a una misión singular y para realizarla ha recibido una palabra que alumbra e ilumina su camino. Leemos en el Deuteronomio: Pues el precepto que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No está en el cielo para que digas: «¿Quién subirá al cielo a buscarlo para que nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?» Tampoco está más allá de los mares para que digas: «¿Quién pasará al otro lado de los mares a buscarlo para que nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?» Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón., para que la cumplas (Dt 30,11-14).

Séptima Lectura: (Ezequiel 36,16-28)

Contexto: El contexto se centra en el mensaje de esperanza (Ez 33,1-39,29). Los oráculos y comparaciones intentan buscar una explicación al desastre y atisbar signos de esperanza (36-37).

Reflexiones

1) ¡La dolorosa experiencia que provocó el desastre del pueblo de Dios!
Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta... por haberlo profanado con sus idolatrías... En la predicación profética aparece insistentemente el pecado original de Israel: su inclinación a la idolatría. Ya apareció en el desierto al salir de Egipto con la fabricación del becerro de oro. La idolatría atenta contra la primera cláusula de la alianza. La alianza es la base del pueblo de Dios (soberano) entendido como su vasallo, Dios es el soberano que se dignó ofrecer a Israel una alianza que le comprometía para siempre. Por la alianza, Dios sale garante y defensor de su pueblo contra los enemigos. Pero el pueblo, a su vez, se había comprometido a ser fiel y guardar la alianza. En aquel momento Dios pronunció estas palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te sacó de Egipto, de aquel lugar de esclavitud. No tendrás otro Dios fuera de mí... (Ex 20,1-6). Mediante esta alianza y su aceptación Israel es el pueblo de Dios, pueblo de su propiedad y Dios se compromete a defenderlo y liberarlo. El profeta explica la razón de por qué el pueblo está en el exilio: porque se ha vuelto a los ídolos (que no salvan) y ha abandonado y ha dado la espalda a Dios (que siempre lo ha protegido y le dio la tierra). Los creyentes en medio del mundo son enviados para recordar que solo hay un Dios que ama, salva y libera al hombre.

2) ¡Dios se conmueve ante la profanación de su Nombre y reunirá a su pueblo!
Sentí lástima de mi santo Nombre, profanado por la casa de Israel. En la estipulación de la alianza, Dios no tiene otro a quien poner como testigo y a quien dirigirse. Él es el único. Dios jura por sí mismo. En las alianzas hititas (en cuyos formularios se inspiran literariamente los autores sagrados, aunque el contenido es radicalmente distinto) el rey soberano que estipula una alianza con algún vasallo pone como testigos a los dioses propios de la nación. Pero Dios no puede hacerlo porque no hay nadie superior a él y porque es el único Dios verdadero. Esta es la diferencia de la alianza de Dios con su pueblo y todas las demás alianzas. Dios ha comprometido el honor de sí mismo, de su nombre, en esta estipulación. El nombre está por la persona, según la mentalidad semita. Está en juego el honor y el deshonor de Dios mismo. Israel se ha atrevido a atentar contra el honor de Dios. Pero los proyectos de Dios no son de aflicción sino de esperanza. Dios actuará movido por la lástima que le da ver su nombre profanado y su pueblo humillado.

El vasallo humillado es un motivo de deshonor para el soberano garante. Dios, fiel siempre a sí mismo, y a su proyecto a favor de su pueblo, decide actuar. Y lo hará por el honor de su nombre profanado. Porque los gentiles, en Babilonia, decían: Estos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido.: Dios, omnipotente y misericordioso, no puede soportar la acusación de que no fue capaz de salvar a su pueblo, a su protegido. Por eso decide actuar a favor de su pueblo pero por su propio honor que, en definitiva, es la salvación de su vasallo.

Si la dispersión fue el resultado de la infidelidad del pueblo expresada en la idolatría, la reunificación del mismo es el resultado de la intervención del Dios fiel. El profeta recoge ahora tres ternas importantes en la predicación profética y en la esperanza del futuro: en primer lugar, la reunificación del pueblo de Dios pasó a ser una promesa de esperanza para el futuro. Cuando Dios realice plenamente su proyecto salvador tendrá lugar la reunificación. En segundo lugar, la promesa de un espíritu nuevo evoca la primera creación por obra del Espíritu de Dios. En el capítulo 37 lo desarrolla Ezequiel con la visión de los huesos secos que cubren el valle y que recobran la vida como fruto del soplo del Espíritu. En la Escritura encontramos sólo tres veces la misma expresión: en la creación del hombre (Gn 2,7), en esta profecía de Ezequiel y en el relato joánico de Cristo resucitado soplando sobre los apóstoles y dándoles la misión de hacer posible la nueva creación (In 20, 23ss). El espíritu nuevo es una promesa de futuro que se cumple en la Pascua y en Pentecostés. En tercer lugar, el resultado es la vuelta a la tierra prometida donde Dios ejerce su soberanía sobre su pueblo. Esta tierra que prometió a los patriarcas.

Contenido de la Fiesta de la Pascua

La pascua, originariamente, es un memorial de la liberación de Egipto, de la epopeya nacional en la que Yahvé desplegó su poder en favor de su pueblo. Después del exilio se enriqueció este contenido con una proyección hacia el futuro, con un elemento de perspectiva escatológica. Este es el contenido teológico de la fiesta: el pasado se hace presente, sobre todo, en la narración litúrgica de la salida de Egipto. Para la teología judía, por tanto, la pascua abarca el pasado, el presente y el futuro. La fiesta se refiere primeramente al «pasado». Cada uno de los elementos del rito se aclaran tanto en la misma Biblia, como en los textos del ritual, a través de los diversos elementos históricos de la salida de Egipto. La fiesta de la pascua es un zikkaron*, un memorial de la acción salvadora divina (Ex 12,14), es decir, la representación sacramental del mismo. La salvación del pasado se convierte, por su presentación litúrgica, en una salvación presente. Este es el sentido de Ex 12,42. Así como Yahvé veló en la noche, para salvar a Israel, así también Israel debe velar a través de todas las generaciones en la noche para hacerse partícipe de esa liberación.

Sin embargo, la fiesta de la pascua no sólo estaba orientada al pasado, sino también al futuro. El pasado es la prenda del futuro y garantía de firmeza en la esperanza de Israel. Parece que el carácter escatológico de la pascua se iba intensificando y concretando, cada vez más, en los últimos siglos precristianos. Y dirigiendo tanto el pasado como el futuro está la fidelidad y la misericordia de Dios como un presente siempre vivo, En cierto modo podía decirse que la pascua es como un sacramento de Israel. En el targum palestinense se nos ha conservado una preciosa referencia a un poema que habla de cuatro noches: La primera noche: cuando se apareció Yahvé sobre el mundo para crearlo. La segunda noche: nacimiento de Isaac y mandato de Dios de sacrificarlo. Sustitución por un carnero. La tercera noche: liberación de la esclavitud de Egipto. La cuarta noche: cuando llegue el mundo a su fin para ser redimido. El cumplimiento escatológico. Este poema agrupa 4 ternas principales que constituyen el contenido de la Fiesta de Pascua: creación; alianza con Abraham y sacrificio de Isaac; la liberación de Egipto; la perspectiva escatológica. Esta noche pascual tiene el carácter doble del zikkaron. bíblico: el hombre se acuerda para agradecer y esperar; Dios se acuerda para intervenir en razón de su Alianza indefectible.

3. SEGÚN LAS ESCRITURAS: CUMPLIMIENTO EN CRISTO

Primera Lectura: (Romanos 6,3-11)

Contexto: El contexto es la sección dedicada por Pablo a la salvación y la vida. Hoy somos invitados a contemplar cómo en Cristo, y sólo en él, se encuentra la verdadera vida.

Reflexiones

¡La paradoja de muerte y de vida en Cristo y en sus discípulos!
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, luimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte. Detrás de esta imagen, y sustentando su significación, está el sentido de la personalidad corporativa''". Según esta comprensión, muy propia de la cultura antigua que participan también los hebreos, una persona individual asume la responsabilidad que corresponde a todos. Y aún más en el fondo está la realidad abordada en el capítulo 5 sobre el viejo y el nuevo Adán. Todos los hombres participan, a través de la generación natural, del destino del primer Adán que conduce inexorablemente a la muerte, El sentido de solidaridad que existe en la conciencia de los que forman un mismo clan y una misma familia era más fuerte y profundo que en nuestra mentalidad. Esta realidad proporciona a Pablo una de sus más atrevidas afirmaciones: en Cristo somos un solo cuerpo y para ello es necesario entrar por el camino de su muerte que abre esperanzas de nueva y real vida para los hombres. Igualmente Pablo, evoca y acude al modo de practicar el bautismo en los primeros siglos de las Iglesia, es decir; mediante la inmersión en la fuente (piscina) bautismal. En este gesto sacramental todos los signos adquieren especial importancia y significación: comunión real-sacramental en la muerte y resurrección de Jesús con el don del Espíritu regenerador. ¡Esta noche renovamos solemnemente el Bautismo!

Esta llamada a una leal y comprometida solidaridad alcanza también a los discípulos de Jesús en este mundo que nos ha cabido en suerte vivir. O mejor; ha querido la providencia que nos viéramos inmersos en este mundo. Para un creyente, hay un plan previsto por Dios. Hoy, quizá más que en otros tiempos, urge un testimonio vivo y coherente de solidaridad que sepa enraizarse en la que Cristo nos ofrece mediante el bautismo y que debe manifestarse en hechos concretos entre los hombres. Sólo así se hará cada día más creíble el Evangelio de Jesús. Todo esto estaría en sintonía con los anhelos de tantos hombres y mujeres que entregan su vida para conseguir una mayor comunión, igualdad y dignidad entre todos los hombres. Uno de los términos más adecuados para traducir hoy lo que es la Buena Noticia acaso sea la solidaridad real, consciente, responsable y comprometida con Cristo por un lado y con los hombres por otro. Los creyentes encontrarnos en Jesús la razón más convincente y más exigente a la vez que más consoladora.

Evangelio: (Marcos 16,1-8)

Contexto: Relato del sepulcro vacío. Está estructurado como los relatos de anunciaciones: presencia de enviados de lo alto; reacción de los receptores sobrecogidos de temor y de espanto ante lo divino; tranquilización por parte del enviado de lo alto; el mensaje que viene a transmitir (que es la parte central); signo que se ofrece a los receptores del mensaje; ejecución del mensaje.

Reflexiones

1) ¡El sepulcro está vacío!
Vieron que la piedra estaba corrida... Los cuatro relatos coinciden en que encontraron el sepulcro vacío. Es un dato firme de la tradición evangélica. Cada evangelista redactó este acontecimiento de modo diferente. Mateo lo acompaña con la presencia de signos apocalípticos: terremotos, etc. La comprobación de que el sepulcro estaba vacío es creíble y fiable. En Jerusalén se decía que en aquel sepulcro había estado el Señor: Sin embargo, esta comprobación no basta para la fe en la Resurrección de Jesús. Sobre este acontecimiento descansa la fe de la Iglesia y el destino de la humanidad. Por lo tanto, es necesaria la máxima seguridad y certeza. Pero es un signo que acompaña a la fe y proporciona la posibilidad de explicar el acontecimiento como algo que atañe a Jesús en su totalidad. El relato del sepulcro vatio expresa la realidad de la Resurrección, pero no es la fuente primera de la fe en el acontecimiento. Es una condición que acompaña a la certeza de la vuelta a la vida acaecida en Jesús. Contribuye a entrar en el realismo de la Resurrección. Es necesario otro recurso para que el sepulcro vacío adquiera todo su sentido: la experiencia personal y comunitaria del Cristo vivo y la revelación de lo alto que les permite identificar al Resucitado con el Crucificado.

2) ¡Temor humano ante la presencia de lo divino!
En la Escritura el testimonio de dos o tres es válido. Mientras Marcos recuerda que se trata de un joven y Mateo habla de un ángel, Lucas habla de dos hombres. Lucas quiere indicar a sus lectores la firmeza y la importancia de lo que va a anunciarles puesto que hace concurrir a dos testigos válidos. Las mujeres que acuden al sepulcro quedan desconcertadas al encontrarlo abierto y vacío y el temor y el espanto les alcanza. Es la reacción normal ante la presencia de lo divino. Así podemos comprobarlo por todos los relatos de anunciación de algún acontecimiento extraordinario en la historia de la salvación: anuncio del nacimiento de Sansón; anuncio de la misión de Gedeón; etc. Esto invita al lector a superar los signos externos. Muestra que está ocurriendo algo de singular importancia. Este dato prepara la proclamación del mensaje central hacia el que convergen todos los detalles narrativos. Este relato es una dramatización* cristológica de singular importancia. La atención debe centrarse en el contenido y en la explicación de por qué el sepulcro estaba vacío.

3) ¡Ha resucitado!
Él les dijo: No os asustéis: ¿Buscáis a Jesús el nazareno, el crucificado? Los cuatro evangelistas coinciden en afirmar que la explicación de que el sepulcro estaba vacío se cimentaba en el acontecimiento sorprendente de la Resurrección. Lucas añade la expresión interrogativa ¿por qué buscáis entre los muertos al viviente? Quiere hacer comprensible a sus lectores, de habla y cultura griegas, el contenido esencial del mensaje. Para un hebreo la resurrección lo es todo para que alguien pueda expresarse, vivir y comunicarse. Jesús entregó en la cruz todo su ser humano para la salvación del mundo. Y todo su ser humano vuelve a la vida en su totalidad. La Resurrección de Cristo no se limita a una reanimación de un cadáver (aunque la incluye), como por ejemplo la resurrección del hijo de la viuda de Naím, o de Lázaro, o la hija de Jairo. La Resurrección de Jesús es mucho más. Es la vuelta a la vida para siempre, en un estado totalmente nuevo, trascendente. Lo que llamamos una resurrección escatológica. Incluye la vuelta a la vida del ser total de Jesús en cuanto hombre según la antropología hebrea que contempla al hombre de una manera monista, es decir, no cuenta con las categorías griegas del hombre compuesto de alma y cuerpo. El hombre es carne (ser humano perecedero, capaz de comunicación y de identificación); el hombre es alma (ser vivo), es decir; el hombre es entendido de manera monista no dualista. Y el acontecimiento de la resurrección ocurre al tercer día. Con esta expresión se quiere indicar, más allá de la cronología, que se trata de una Resurrección del final de los tiempos, trascendente y para toda la humanidad.

4) ¡Va por delante a Galilea!
El signo que los enviados de lo alto ofrecen a las mujeres es la referencia a un anuncio hecho por Jesús cuando aún estaban en Galilea. Marcos y Mateo indican que el signo es el sepulcro vacío, el lugar donde le habían puesto. Lucas nos recuerda que después del tercer anuncio de la pasión y resurrección los discípulos no entendieron nada, no captaron lo que quería decirles, no alcanzaban a comprender el sentido de lo que Jesús les decía. Es la última parte del relato de anuncio: la ejecución. Así lo hicieron las mujeres acudiendo a donde estaban los Once y los demás para anunciarles el mensaje que habían recibido de lo alto. Y estos no las creyeron. El acontecimiento desborda todas las previsiones y planes de los Apóstoles. La actuación de Dios en el momento central de la salvación ha sido de singular importancia. La Resurrección es la nueva creación que enlaza con el proyecto original de Dios. Se trata de algo de singular importancia para la humanidad. No era fácil entrar en el misterio, en la maravilla de las maravillas del poder de Dios. Hoy como ayer; este mensaje sigue teniendo toda su validez. Es la respuesta definitiva al gran enigma que pesa sobre la humanidad: ¿qué sentido tiene la muerte? ¿Qué le espera al hombre después de la muerte? Jesús había contestado en su enseñanza a la pregunta que le plantearon la última semana de su ministerio; había avanzado unas primicias en las resurrecciones que había realizado. Pero ahora da la respuesta definitiva: después de la muerte espera a la humanidad una vida sin fin, feliz, para siempre y para todos.